Historia de la Plaza de Toros de Acho

Fidel Sánchez Alayo
Fidel Sánchez Alayo en la Plaza de Toros de Acho

La Plaza de Toros de Acho, ubicada en el popular e histórico distrito del Rímac, es la más antigua de América y una de las más grandes del mundo. Considerada la de mayor importancia dentro las 56 que cuenta el país y definida como enteramente prestigiado a nivel del continente americano.

La consabida historia de nuestra Plaza de Toros de Lima “Plaza de Acho” se remonta al sábado 22 de febrero de 1762, cuando los habitantes de la ciudad de Lima con una corrida de toros celebró jubilosamente la llegada del Virrey don Manuel Amat y Juniet en los terrenos denominados del Acho (HAACHO es una palabra castellana que significaba “parte alta”, ósea desde donde se ve el mar llegar las embarcaciones al puerto del Callao).

Este fue el primer intento de establecer un lugar especialmente construido para las celebraciones de las corridas de toros en Lima.

La antigua y vieja Plaza de Toros de Lima “Plaza de Acho” sufrió con el correr del tiempo tres grandes modificaciones: la primera se efectúo en 1865, la que fue denominada de “refacción”, con motivo de prepararla para la celebración de su centenario; la segunda y la más importante en 1944, denominada la “remodelación” a cargo de la Sociedad Explotadora de Acho, de común acuerdo con la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima (nombre anterior que llevaba la propietaria del viejo coso rimense); y por último las obras realizadas en el año de 1961, a la que se ha denominado de “ampliación” ya que el área de la plaza fue aumentada con los grandes patios de ingreso, formando atrios, pérgolas y explanadas, así como la edificación de un restaurante, dos bares y un Museo Taurino.

La construcción de esta plaza es de material noble de adobe y de madera, habiendo sobrevivido a los terremotos que sufrió Lima desde tiempos inmemoriales. La plaza fue fundada el 30 de Enero de 1766 durante la gestión del famoso Virrey del Perú, Manuel Amat.

La antigua Plaza de Toros de Lima “Plaza de Acho” tenía una capacidad para 6,300 personas y un ruedo con 90 metros de diámetro. Con la remodelación del año 44 la nueva estructura de la Plaza de Acho se ahondó, teniendo el ruedo ahora 60 metros de diámetro, y también se la elevó sobre las mismas columnas (sin modificarlas) columnas conocidas como “machotes” (columnas o contrafuertes) y que se conservan originalmente construidas desde 1765 en barro y caña, ésta vez la nueva capacidad de la plaza se había ampliado aproximadamente para 13,300 personas.

En castellano Acho, o mejor dicho Hacho, significa “sitio elevado cerca de la costa, desde donde se descubre bien el mar y en el cual solían hacerse señales de fuego». Teniendo en cuenta esta última explicación, las personas llamaban a la plaza, indistintamente del “hacho” o del acho. El cerro San Cristóbal, entonces, sería el  hacho de Lima.

En el interior del recinto está ubicada la capilla hacia el lado noreste. El desolladero al lado este y los corrales están situados al norte. Posee una explanada conocida como Patio de Sombra en donde se ubican el Museo Taurino, el restaurante y una serie de obras escultóricas alusivas a figuras del toreo y personajes ligados a la tauromaquia entre las que destacan esculturas de Miguel Baca Rossi, Victorio Macho y Raúl Franco Ochoa.

Las graderías poseen 15 accesos o tendidos. Del tendido 2 al 7, las graderías pertenecen a sombra, mientras que del tendido 9 al 15 pertenecen a sol. Los tendidos 1 y 8 son Sol y Sombra, y sobre ellos se ubican el palco del juez de la plaza y el palco del Presidente de la República, respectivamente.

Es por el año de 1946, y por gestión de don Manuel Solari Sawyne “Zeñó Manué” por intermedio del diario decano “El Comercio” se establece la ‘Temporada de Octubre’, más tarde llamada ‘Feria del Señor de los Milagros’. Esta idea de crear una temporada o feria partió de su antecesor don Fausto Gastañeta en 1942, también desde las páginas del diario “El Comercio” y fiel a sus convicciones don Manuel Solari continúo llevando a cabo, hasta que en 1946 vio luz del anhelo e instauración. A partir de ese momento se inicia una nueva página en la historia taurina del Perú.