La nube. Hace no tanto esta palabra significaba que ese día no ibas a poder ir a la playa. Hoy, sin embargo, se ha convertido en una de las más usadas en nuestro día a día. Ya nos hemos acostumbrado a que nuestros documentos, nuestras fotos y nuestra música se almacenen en la nube, permitiéndonos acceder a ellos desde cualquier lugar y desde cualquier dispositivo de forma sencilla. Google Drive, OneDrive de Microsoft o iCloud de Apple se han convertido en una herramienta fundamental para muchos.
Obviamente esta tecnología no se ha limitado únicamente al terreno personal, también al empresarial, donde tenemos los Amazon Web Services, Microsoft Azure o Google Cloud que ofrecen soluciones de Cloud Computing para empresas. Dentro de la revolución de la nube hay un aspecto especialmente interesante el Cloud Hosting. Por eso hoy te quiero hablar de él.
¿Qué es el Cloud Hosting?
Desde hace ya décadas existen empresas dedicadas al hosting, ofrecer un espacio en un servidor para que empresas o particulares guardasen allí su página web y todos los elementos que la forman. Hasta ahora había tres tipos fundamentales de alojamiento web: el hosting compartido (tu web estaba en un servidor junto a otras webs), el VPS (Virtual Private Server, cuando la empresa te dedicaba una parte del servidor y sus recursos solo a ti) y el servidor dedicado (que es exactamente lo que suena: la empresa te dedicaba un servidor solo a ti).
El Cloud Hosting va un paso más allá ya que ofrece servidores virtuales que no tienen por qué limitarse a un servidor físico. Se trata de redes situadas en diversos data centers que pueden apoyarse mutuamente en caso de necesidad. Tradicionalmente si un servidor de una empresa de hosting tenía problemas, todas las webs alojadas en ella lo sufrían. En el caso del Cloud Hosting, al repartirse la carga de trabajo entre servidores, esto no ocurre.
Actualmente, la mayoría de las empresas ven en la virtualización múltiples ventajas. Pero no todo el mundo le puede sacar el máximo partido, y en algunos casos, no es la solución adecuada. O al menos, no por ahora. Las aplicaciones y la virtualización evolucionan juntas, pero aún les queda un largo y emocionante camino.
El cloud hosting permite pagar únicamente por los recursos utilizados, y para ello, es necesario llevar una gestión continua de los mismos y poder controlar así, de manera eficiente, su gasto. La virtualización sigue estando implementada sobre los recursos físicos de un servidor que se configuran de forma inteligente para aprovechar al máximo el rendimiento, dinamizar tiempos de provisión y utilizar máquinas virtuales únicamente durante unas horas. El ejemplo más ilustrativo es una página web que en momentos puntuales aumenta sus visitas en un número muy superior al habitual como puede ser en Navidad, verano, una noche y necesita el doble de frontales para soportar todas las peticiones. Gestionar recursos virtualizados permite levantar máquinas de forma mucho más rápida y para un uso determinado.
Ventajas: Flexibilidad y estabilidad
Como ya he comentado, el Cloud Hosting ofrece una mayor estabilidad gracias a que no dependemos de que el hardware de un servidor específico funcione bien. Pero no es la única ventaja.
Ahorro de dinero: en el hosting tradicional pagamos una cantidad fija usemos o no todos los recursos que nos ofrece la empresa. En el caso del Cloud Computing solo se paga por aquello que se usa.
Mayor flexibilidad: por su naturaleza, es mucho más sencillo asignar más recursos a nuestra web en momentos puntuales en los que el tráfico se pueda disparar, como puede ser Navidad o campañas puntuales. También permite aumentar elementos como el espacio disponible de una forma mucho más inmediata. Esto es algo muy útil para negocios que necesitan una fácil escalabilidad.
Desventajas: seguridad y confianza
Pero como todo en esta vida también encontramos desventajas en el Cloud Hosting, y todas nacen de su naturaleza en red que les permite tener esas ventajas. De igual forma que muchos confiamos en la nube para nuestros documentos personales, también hay muchas personas que se muestran reticentes a estas tecnologías. Y no lo hacen de forma infundada: en los últimos años hemos visto muchas noticias de escándalos relacionados con la privacidad y la seguridad.
También hay que tener en cuenta que pese a todas las ventajas del Cloud Hosting, no todos los negocios son ideales para él. Por ejemplo, si un negocio usa una aplicación que requiere un fuerte trabajo de la CPU, es muy posible que sea mejor usar un servidor local para evitar problemas de latencia con la conexión a Internet que acabe por generar cuellos de botella. Tampoco hay que olvidar el coste que supone la migración al Cloud Hosting, que dependiendo de las circunstancias puede que no compense los beneficios que puede aportar.
En este sentido también hay que recordar que no hay que elegir entre el hosting tradicional y el hosting en nube, es posible adoptar estructuras mixtas, con una parte de la información en Cloud Hosting y otra en un servidor tradicional.