El caballo peruano de paso es considerado como el mejor caballo de silla del mundo, por ser el de andar más suave. El jinete ni salta ni se mueve hacia los costados: permanece casi inmóvil sobre la cabalgadura. Esto se logró luego de 300 años de trabajo de selección genética, gracias a la mezcla de tres razas: el fieldón, el andaluz y el frisón.
Su mayor virtud es la suavidad al andar, tiene un desplazamiento propio con un movimiento extraordinario y lleno de armonía. Lo cual se denomina piso. Su caminar es famoso porque traslada su centro de gravedad hacia adelante y por ello brinda comodidad al jinete. El paso es armónico, nato y con un bello balance natural. La suavidad es una de características más destacadas. Su paso llano presenta un balance y equilibrio propio de su raza.
Al caminar tiene movimientos precisos y únicos que lo diferencian de otras razas.
Primero al caminar tienen un paso seguro y llano, segundo muestran armonía al caminar porque realizan movimientos que armonizan y tercero ejecutan un maravilloso movimiento conocido como término, el caballo al andar voltea el casco afuera y hacia adentro. Para dar este complejo paso, el animal mueve la extremidad anterior y posterior del mismo lado. Este equino es conocido en el mundo por su forma de caminar a cuatro tiempos, que producen un sonido muy original: PACA-PACA-PACA. Puede avanzar hasta 27 Km.
Todos estos movimientos son una conjunción llena de armonía.
La celebración del Caballo de Paso dura alrededor de una semana, donde hay diversos eventos paralelos. Asisten criadores, aficionados y espectadores locales y extranjeros. Se exponen los mejores equinos. Los cuales presentan sus destrezas ante el público. Son exhibición está acompañada de música norteña y comida peruana.
El Festival central se inicia en el local de la ANCPCPP en Lima. Se lleva a cabo del 15 hasta el 20 de abril. Es una de las mejores ocasiones para apreciar y conocer a este maravilloso animal. Donde demuestran su destreza y talento. Los caballos son montados por los chalanes vestidos de poncho y sombrero. Los cuales hacen danzar a los equinos al ritmo de la marinera norteña. Es un evento lleno de festejo y música, ubicado en Mamacona, Pachacamac.
Historia de nuestro caballo
A finales de la década de los años 40, se reunió un grupo de criadores del caballo nacional, preocupados por el rumbo que éste había tomado. Ellos asumieron voluntariamente el destino de la cría, formando nuestra actual asociación motivados por diferentes razones, pero iluminados por la más grande de ellas, la fe a su caballo. Los socios fundadores tenían la memoria histórica, adquirida de los testimonios de los criadores nacidos en el siglo XIX, los que narraban las virtudes del caballo nacional.
Estos testimonios, añadidos a sus experiencias, les hacían comprender la necesidad de rescatar nuestro caballo del marasmo en que se encontraba en la década de los años 40. Ellos eran los últimos testigos de la transición y de la debacle que la ganadería equina había sufrido con la aparición del motor. Este adelanto, producto de la modernización obligada de los pueblos, le confiscaba a nuestro caballo la vocación viajera, confinándolo a los valles, para dedicado solamente a las actividades de utilidad agraria, las que por sus características de trabajo no exigían el límite de las cabalgaduras.
Aquella función viajera que fue la actividad obligatoria hasta comienzos del siglo XX y que había forzado a nuestro caballo a sobreponerse a las inclemencias y distancias de los desiertos que separan los valles en el Perú, le había sido arrebatada. Esta encontrada e infortunada situación, no los amilanó sino por el contrario fue uno de los acicates que tuvieron para enfrentar el problema y sin doble lenguaje ni menos con razones subalternas, emprendieron el rescate del caballo nacional, teniendo por equipaje solamente el coraje, la fe y los conocimientos, quizás románticos, que poseían del caballo y su tradición.
Pasado algún tiempo, desde la fundación de la asociación, a algunos de aquellos jóvenes enardecidos por la idea de saber estar perdiendo el caballo y su tradición, les apodaron los equino técnicos, sobrenombre que presuponía una alta concentración de ironía, muy distante del reconocimiento por la obra emprendida y que el tiempo se encargaría de otorgarle el valor que ésta merecía.
Cuando se constituyó la asociación de criadores fueron trece los que la fundaron, hoy debemos ser debemos ser agradecidos y estar orgullosos de saber que ellos hicieron por nuestro caballo, lo que tenían que hacer.
En el inicio, se convocó a concursos con el fin de evaluar la situación real de la caballada, apartando a los caballos ajenos al tipo deseado y acentuando los jueces, sus preferencias en los ejemplares que mantuvieran la excelencia y el carácter racial de nuestro caballo.
Aquí en la foto nuestro IV Mentiroso, segundo en la categoría de 4 a 6 años.