Crianza de caballos de paso

Una de las mejores maneras de criar los caballos, es la siguiente:

El Caballo Peruano de Paso es un caballo andador, capaz de trabajar, “rústico” y resistente, que se desplaza con movimientos armónicos, naturalidad y seguridad.

Dada su fortaleza, el “vivir” del Caballo Peruano de Paso no implica mayor complicación. Como cualquier equino, requiere ser alimentado con un buen forraje, siendo la alfalfa seca y la chala la elección más común. A manera de complemento se utiliza el grano, que debe ser balanceado y rico en vitaminas y minerales. El consumo diario de proteína debe ser, en promedio, de 12% a 14%. Se recomienda alimentar al caballo 4 veces al día.

Se puede recurrir al bloque de sal para brindar al animal un aporte adicional de minerales. Claro está, además, que el agua limpia y fresca debe estar siempre disponible.

Se recomienda casquear a los caballos cada 6 semanas, aproximadamente. También es conveniente desparasitarlos cada 3 a 4 meses.

La gestación en la yegua tiene una duración de 11 meses. Por lo mismo que, como se ha dicho, el Caballo Peruano de Paso es un animal “rústico”, la parición debe ser natural; es decir, hay que dejar que la naturaleza siga su curso normal, salvo que se observen complicaciones y sea necesaria la intervención humana.

Tras el parto y una vez que el cordón umbilical se ha desprendido solo, se coloca yodo en el ombligo de la cría recién nacida, para evitar cualquier infección.

Durante los primeros 5 a 10 días, la madre y su cría se encuentran en un pesebre. Luego pasan a un potrero, con otras madres y crías, hasta el momento del destete, que generalmente se produce entre los 4 y 6 meses de edad.

Durante el período de lactancia, se aprovecha de la impronta, un tipo básico de aprendizaje, para que el animal empiece a desarrollar el vínculo adaptativo con el ser humano.

Tras el destete, las crías son ubicadas en potreros amplios. En este momento, la alimentación debe ser más específica, por el mismo hecho de que se encuentran en crecimiento.

Alrededor del año y medio, se separan las hembras de los machos en potreros independientes, para evitar que se reproduzcan antes de tiempo.

Se recomienda que los machos, llegada la adultez, pasen a corrales amplios e individuales, para que no se enfrenten entre sí, ni se lesionen por los “juegos de dominancia”.

A los 3 años de edad, sean hembras o machos, empieza el entrenamiento a la silla. Es importante dominar al animal (hacer que sienta que el ser humano es quien manda), pero también domarlo; es decir, amansarlo, educarlo y enseñarle lo que se quiere obtener de él.

Hay que recordar que el caballo es un animal noble y sensible, por lo que el proceso de su entrenamiento debe realizarse con gran cuidado y mucha paciencia; ir de lo simple a lo complejo, con una amable combinación entre lo que pide el chalán y la buena voluntad, las virtudes y las características perfectibles del animal, nuestro Caballo Peruano de Paso, nuestro “Embajador Silencioso”.