El toro y su importancia en el medio ambiente

La importancia del toro en el medioambiente
Toros de lidia

Por sus características propias, el toro necesita mucho espacio para desarrollarse (de una a seis hectáreas aproximadamente), lo que implica que la computación del suelo es menor y el ambiente es más tranquilo. Esta realidad tiene una repercusión positiva sobre el medio ambiente y la biodiversidad de la zona, ya que propicia el crecimiento de otras especies.

Con respecto a la crianza de toros de lidia, las palabras libertad y tranquilidad son las que mejor definen su vida en el campo, ya que disfruta de grandes extensiones de terreno, se alimenta fundamentalmente de pasto y es controlado exhausitivamente a nivel sanitario. Si se comparara con otros animales, como las vacas de carne, llamaría la atención la diferencia de edad a la que ambos son sacrificados, ya que el toro suele vivir de 4 a 6 años, mientras que la vaca no supera los 18 meses.

Además, si el toro goza de libertad y grandes espacios, la vaca de carne al igual que la  de leche se cría en entornos mucho menos espaciados y, en ocasiones, se les conduce automáticamente a un recinto de cebado con alimentos orientados exclusivamente a su rápido engorde.

Dentro de la dinámica de crianza natural otra actividad, cada vez más común, es su ejercitación en correderos. Normalmente se les pone la comida en una parte de la finca y el agua en otra para que tengan que moverse obligatoriamente, pero ahora también se les musculiza haciéndoles moverse por un circuito bajo la dirección de caballos.

Con respecto a la explotación del ganado de lidia se desarrolla en régimen extensivo, permitiendo un aprovechamiento racional y óptimo de los recursos naturales y siendo la base del mantenimiento del ecosistema y del equilibrio del territorio.

La ganadería brava hace un aprovechamiento racional de los recursos, manteniendo el ecosistema, contribuye al equilibrio del medio en que vive y, sobre todo, protege la dehesa porque limita el acceso del animal más depredador que existe: el ser humano.

El toro es un gran defensor del medioambiente porque ha convertido la dehesa en un espacio casi virgen. Las dehesas existen gracias a la rusticidad del ganado bravo, fácil adaptación, aprovechamiento de alimentos marginales y capacidad para sobrevivir con las mínimas condiciones ambientales, lo que las mantiene limpias y permite la compañía de otros animales.

A lo que se puede concluir que la mejor herramienta de conservación de la dehesa es el ganado vacuno, y, en especial, el bravo, porque es el que mejor aprovecha sus condiciones durante todo el año, porque mantienen dehesas que son sumideros de CO2 y producen oxígeno, fijan la población de los medios rurales e invierten en un negocio de escasa rentabilidad porque el toro exige unas dehesas limpias; si las abandonamos, desaparecerán en 25 años.