Un caballo no tiene otra forma más clara y concisa que negarse a hacer algo para hacernos comprender que algo le duele o le molesta. Los problemas de su comportamiento son difíciles de solucionar tanto para nosotros como para el caballo, y antes de pensar que tenemos un caballo testarudo debemos descartar que realmente exista una causa subyacente por la que se niega a cooperar.
Las causas más obvias de mal comportamiento son el dolor, ya que un caballo que padece dolor está bajo tensión y puede reaccionar de manera inesperada; la confusión: muchas veces utilizamos el castigo de manera inapropiada sin entender antes los mensajes que el caballo nos está mandando (la confusión es de las causas más frecuentes de problemas de comportamiento durante el entrenamiento); y por último, las malas experiencias, pues los caballos son animales con muy buena memoria que las recuerdan perfectamente, el lugar dónde ocurrió y la persona con la que sucedió.
El funcionamiento del cerebro del caballo es un misterio, ya que solamente podemos interpretar sus pensamientos a través de su comportamiento, y es entonces cuando nos podemos confundir al interpretarlo y pasar por alto algún signo de inconformidad o malestar.
Cuando un caballo se siente estresado o asustado, produce adrenalina, la necesaria para poder arrancar a correr de la manera más inmediata posible. Sin embargo, la adrenalina en exceso le impedirá relajarse, y sentirse excitado con una constante presión al caballo, con su sufrimiento consecuente.
El estrés debilita el sistema inmunitario haciendo el caballo más susceptible de padecer infecciones víricas. De esta manera se incrementa la posibilidad de que se ponga enfermo, sobre todo si ha estado en congregaciones de caballos o transportado en un camión o remolque lleno de gérmenes.
Debemos comprender que existen cuatro tipos de estrés de diferentes orígenes en el caballo ya que determinar ante qué situación de estrés se encuentra puede resultar primordial para establecer su solución.
- Estrés comportamental: los caballos no ven el mundo del mismo modo que nosotros ya que su visión es diferente y su oído es más afinado que el nuestro. Esto es una posible explicación de por qué el caballo de golpe puede saltar hacia otro lado, o asustarse sin haber nada aparente de por medio. Un caballo estresado suele ser un animal agitado con el cuerpo tenso, las orejas hacia atrás y la cabeza levantada.
- Estrés mecánico: el nivel de estrés de estos animales también incrementa si padecen algún tipo de lesión, como por ejemplo una cojera, inflamación o alguna enfermedad sistémica. Cualquier esfuerzo que le pidamos a un animal que no está en óptimas condiciones puede resultar frustrante.
- Estrés nutricional: el aparato digestivo está diseñado para recibir comida durante todo el día y además gran proporción de ella en forma de forraje; así pues, racionar la comida no es más que una manera de humanizar el instinto primario de estos animales.
- Estrés inmunológico: como te he comentado anteriormente, un sistema inmunológico debilitado hace que sea más susceptible de padecer infecciones virales o bacterianas. Por eso es de suma importancia mantener un programa de desparasitación y/o vacunación ajustado.
Métodos de entrenamiento y rehabilitación
La natación ha sido utilizada desde hace tiempo como parte de un protocolo de entrenamiento cruzado en el caballo, considerándose un buen ejercicio para el desarrollo cardiovascular, con la ventaja de reducir al mínimo la tensión diaria que produce la pista en las extremidades de los caballos. El ejercicio de natación se puede ofrecer como alternativa en el trabajo diario del caballo atleta formando parte de su programa de entrenamiento, ya sea en piscina o en el mar. También sirve como método alternativo de fisioterapia y rehabilitación de animales que tienen que retirarse de su preparación física por lesiones músculo esquelético y en donde se quiere evitar la atrofia muscular que se produce durante el tiempo de reposo.
La finalidad de todos los métodos de entrenamiento es que el organismo vaya adaptándose de forma progresiva y fisiológica a realizar diferentes ejercicios, pasando de los más suaves a los más enérgicos sin causar daño y, al mismo tiempo, desarrollando su velocidad y su resistencia a la fatiga y una mejora en las técnicas dependiendo de la actividad que desarrolla.
El entrenamiento de la natación como método de rehabilitación
Como repito, la hidroterapia es una de las alternativas más viejas, y no por eso la menos efectiva que se emplea en los caballos. Podemos utilizar la natación en un programa de rehabilitación para mantener la condición atlética durante una claudicación, debido a que no se descarga completamente el peso del esqueleto sobre el suelo.
Un caballo que ha sufrido una operación por cólico (el agua mantiene su abdomen flotando) puede ser ejercitado sin temor a sufrir eventraciones u otro tipo de complicaciones cuando el cirujano lo aconseje.
Al reducir una fractura y colocar clavos o tornillos quirúrgicos es importante que el animal en los comienzos de su vuelta al trabajo no tenga que ejercer sobre los huesos, articulaciones y tendones pesos y tracciones que normalmente se harían notar en una pista de entrenamiento; de esta forma, el porcentaje de éxito de la intervención será mayor con una vuelta a la competición más rápida.
En el ejercicio de la natación se trabajan poco los tendones flexores superficial y profundo, lo mismo que el ligamento suspensor, por lo que está indicado usar la natación en la recuperación de las lesiones de estas estructuras. Ante cualquier inmovilización por lesión, la atrofia muscular comienza en un breve lapso de días, la falta de uso produce un deterioro y una debilidad adicional que es importante prevenir con un ejercicio seguro. La clave para volver a entrenar a un caballo es comprender que la capacidad cardiovascular disminuye en grado significativo después de 4 a 6 semanas de reposo y que la resistencia ósea disminuye también en 12 semanas de reposo.